martes, 27 de noviembre de 2007

Para repasar el arte romano...

Os propongo un juego que os puede ayudar a repasar el arte de la época romana. Se trata de identificar el mayor número posible de imágenes pertenecientes a este periodo. Para ello, sólo tenéis que pinchar en el siguiente enlace:

Juego sobre el arte romano

En esta otra página (que os recomendé en clase) hallaréis reconstrucciones virtuales de muchos edificios romanos. Está en inglés pero es fácil de utilizar. Sólo tenéis que seleccionar una foto para ampliarla, y luego volver a pinchar sobre ella para ver la reconstrucción por ordenador:

Recorrido virtual por la Roma antigua

Y a los que os interese el mundo del retrato, en este enlace podéis encontrar imágenes de un gran número de emperadores romanos:

El retrato romano

Por último, en esta otra página hay una gran colección de fotografías de uno de los monumentos más representativos del relieve romano, el Ara Pacis:

Ara Pacis

Echad un vistazo a alguna de ellas. Realmente merecen la pena.

Pompeya: un día trágico en la historia

Las ciudades de Pompeya y Herculano son dos de los mejores testimonios que perduran de la época romana. La violenta erupción del Vesubio que las sepultó en el año 79 d.C. ha permitido que su estado de conservación sea excepcional, por lo que constituyen un vivo ejemplo de cómo vivían los antiguos romanos del siglo I d.C. Pasear por sus calles es trasladarse en el tiempo en una atmósfera mágica que lo envuelve todo, y que captura a quien se adentra en ellas.


En el año 79 los pequeños terremotos que de cuando en cuando sacudían la zona aumentaron considerablemente, tanto en tamaño como en intensidad. Uno de ellos llegó a bloquear el flujo de agua del acueducto que abastecía a Pompeya y las ciudades vecinas, unas 48 horas antes de que se produjese la erupción que se avecinaba. A la una de la tarde del día 24 de agosto se produjo una explosión cien veces más potente que la de la bomba atómica lanzada en 1945 sobre Hiroshima, Japón. La parte más alta del Vesubio voló por los aires, comenzando la emisión de gases, polvo y cenizas a la atmósfera, que configuraron lo que hoy se llamaría una nube piroclástica. Se calcula que la nube alcanzó entonces más de treinta kilómetros de altura.

La mejor crónica de la tragedia procede de los escritos de Plinio el Joven (quien se basó en muchas de las observaciones dejadas por su tío, Plinio el Viejo, y en su propia experiencia personal), que fueron relatados al también historiador Tácito en una carta. Plinio describe una enorme columna de humo gris y oscuro, «con la forma de un pino», brotando del Vesubio y perfectamente visible desde donde él se encontraba, en la villa familiar de Miseno (Miseno dista 30 kilómetros de Pompeya y se encuentra separada de ésta por la bahía de Nápoles). Plinio el Viejo, que comandaba la flota de Miseno, recibió poco después una carta de auxilio de la mujer de un amigo suyo, atrapada en su casa de Stabia, no lejos de Pompeya. Deseando presenciar desde más cerca el fenómeno (tal vez con la intención de incluirlo en los nuevos tomos de la Historia Natural que estaba escribiendo) dirigió en persona una escuadra que cruzó entonces la bahía. Plinio el Viejo murió aparentemente por asfixia causada por el dióxido de carbono tras desembarcar.

La mayoría de los habitantes de la región, en cambio, se encontraban hasta cierto punto tranquilos, ya que ignoraban todo lo relativo a los volcanes. El Vesubio llevaba más de 1.500 años sin entrar en erupción, mucho antes de la propia fundación de Roma y Pompeya, por lo que sus habitantes lo tenían por una simple montaña inofensiva. El desconocimiento se agravaba si se tiene en cuenta que en la época romana ni siquiera se tenía un verdadero conocimiento de lo que era un volcán. Así pues, no es de extrañar que en un primer momento sólo una parte de los habitantes de la ciudad recogiesen algunas pertenencias y se marchasen presas del nerviosismo o el pánico. Poco después, la ceniza comenzó a acumularse en la atmósfera, formando una nube negra que el viento empujó hacia el sureste. Así, Pompeya quedó oscurecida como si se hiciese de noche en pleno día, mientras que Herculano, situada mucho más cerca del volcán, siguió bañada por el sol. A la ceniza le siguió una lluvia de piedra pómez sobre la ciudad, un fenómeno inaudito para los romanos, que pronto comenzó a acumularse sobre las calles y tejados. Cerca de 20.000 personas vivían en Pompeya en la época en que tuvo lugar la erupción.


Gracias a esta tragedia, las dos ciudades se conservaron en condiciones excepcionales, pues no fueron redescubiertas hasta el siglo XVIII. Desde entonces las excavaciones han sacado a la luz sólo una pequeña parte, en la que encontramos casas prácticamente intactas, pinturas murales, y todo tipo de edificios tanto públicos como privados.

Si os interesa el tema, hay un documental estupendo llamado Pompeya, el último día, del cual está extraido el fotograma del volcán que tenéis al principio de esta entrada. Podéis pedírmelo si os apetece verlo. Y además, en Internet contáis con una página oficial en el siguiente enlace:


Espero que os resulte interesante.

martes, 13 de noviembre de 2007

Presentaciones de arte griego

Aquí tenéis las presentaciones de arte griego que hemos estado trabajando en clase.

Arte Griego Arquitectura
View SlideShare presentation or Upload your own.


Arte Griego Escultura
View SlideShare presentation or Upload your own.
Arte Griego Helenismo I
View SlideShare presentation or Upload your own.
Arte Griego Helenismo II
View SlideShare presentation or Upload your own.

sábado, 3 de noviembre de 2007

Las Panateneas

Las Panateneas eran unas fiestas religiosas que se llevaban a cabo todos los años en Atenas dedicadas a Atenea, la diosa protectora de la ciudad, y que tenían lugar entre el 23 y el 30 del mes de hecatombeón (primer mes en el calendario ático) equivalente a la segunda mitad de nuestro mes de julio actual. Eran las celebraciones religiosas más antiguas e importantes de Atenas.

Por otra parte, y cada cuatro años, se celebraban las Grandes Panateneas que duraban cuatro días más que las anuales y que eran las más prestigiosas y apreciadas por los ciudadanos de Atenas, similares, en importancia, a los Juegos Olímpicos. Estas iban acompañadas por desfiles militares, y por competiciones deportivas, literarias y musicales. Los juegos propiamente dichos se dividían en dos: unos para los atenienses, que comprendían las artes, y otros abiertos para todos los griegos. Estos últimos eran parecidos a los Juegos Olímpicos, incluyendo boxeo, lucha, pankration (forma de lucha griega), pentatlón y carreras de cuádrigas, siendo éstas las pruebas de más prestigio. El vencedor de las carreras era premiado con una corona de hojas de olivo y 140 de aceite de oliva procedentes de los olivos sagrados de Atenas.

Los juegos reservados a los atenienses eran algo diferentes. Incluían una carrera con antorchas hasta el Partenón (predecesoras de las carreras de relevos de los Juegos Olímpicos modernos), batallas de infantería y caballería, un lancero de jabalina a caballo, el apobotai (una carrera de cuádrigas, en la que el conductor debía saltar del carro, correr al lado del mismo y después volver a incorporarse al carro), la pyrriche (aparentemente ejercicios militares con música) y el euandrion (un concurso de belleza entre los atletas).

Sin embargo, la parte más conocida de este festival es la procesión del peplo o túnica, que ponía el punto y final a las Grandes Panateneas. Éste era tejido, durante todo el año, por las mujeres del Ática y ofrecido a la diosa el día 28. El peplo era portado por unas doncellas en una solemne procesión que recorría toda la ciudad hasta la Acrópolis donde se hallaba instalada la estatua de Atenea Parthenos. La participación en esta procesión significaba un gran honor. En la procesión iban sacerdotes, doncellas portadoras del peplo, ancianos con ramas de olivo, jóvenes con armaduras, los vencedores de los juegos y embajadores de las colonias atenienses. El festejo terminaba con un gran sacrificio a Atenea y la carne de los animales sacrificados se comía durante un gran banquete que cerraba el festival.


En el friso del Partenón que corona el pronaos y opistodomos y los muros laterales de la naos, estaba representada la procesión de las Panateneas, en la que Fidias reprodujo magistralmente el mismo orden de su desfile real. Medía 160 metros, contaba con más de 350 figuras y fue esculpida por Fidias y otros escultores bajo sus órdenes entre los años 447-438 adC. La procesión de las Panateneas, que se inicia en la fachada occidental, avanza en dos filas, a la vez por el norte y por el sur, y termina ante la asamblea de los dioses, en la fachada oriental. Es uno de los ejemplos más bellos y perfectos de la escultura griega clásica.

A continuación os propongo que elijáis una de las imágenes que acompañan al texto y contestéis las siguientes preguntas:
1. ¿Qué tema o parte del desfile representa?
2. ¿De qué tipo de relieve (altorrelieve o bajorrelieve) se trata?
3. ¿Cómo se consigue el efecto de profundidad o perspectiva?
4. ¿Qué características de la escultura griega clásica se aprecian en este relieve?

Arte griego: enlaces curiosos

En Internet hay muchísimos enlaces sobre arte griego, especialmente sobre la Acrópolis y el Partenón. Aquí tenéis algunos que os pueden ayudar a comprender y a disfrutar esta asombrosa etapa artística:

Visita virtual a la Acrópolis: aquí podéis ver increíbles fotografías de 360 grados de los edificios más representativos de la Acrópolis. Sólo tenéis que pinchar sobre el mapa, y después sobre las fotografías que deseáis ampliar. Hay que tener algo de paciencia porque tardan en cargarse, pero merece la pena. ¿A que parece que realmente estamos allí en persona?

El friso de las Panateneas: fotografías de altísima calidad del famoso friso que rodeaba la cella del Partenón. Es bastante fácil de manejar, aunque está en inglés. La ventaja es que podéis ver el friso completo, por partes, pero de forma continuada. Y de paso practicáis un poquito el inglés.