Esta obra destaca tanto por su gran realismo que encontramos en la figuras y en el estudio tan detallado de la anatomía, como por su naturalismo; y también es un claro ejemplo de retrato. Estos retratos se representan: la Gracia de la derecha es Caterina Sforza, la Gracia del medio podría ser Semiramide Appiani, mujer de Lorenzo il Popolano que está representado en el Mercurio; esta Gracia mira fijamente a su marido (Mercurio). Y la Gracia de la derecha podría ser Simonetta Vespucci, que fue un prototipo de belleza para Botticelli. La sensación de movimiento de la obra viene acentuada por los sutiles movimientos de las Gracias mediante su danza y también por Cloris y Céfiro, es decir, podemos considerar que es una obra dinámica en gran parte.
En la obra podemos trazar una especie de triángulo que termina Cupido, bajando hacia Mercurio y Céfiro, uniéndose entre las demás figuras. Las tres Gracias pueden representar un único personaje. Y el centro de la obra sin duda es Venus.
Los rostros de los personajes reflejan serenidad y paz sin llegar a ser tristes ni melancólicos aunque en la mayoría de las obras de Botticelli se reflejan estos sentimientos y al final de su vida acentuará más el dramatismo.
Las figuras están distribuidas de la siguiente manera: Venus está junto a las tres Gracias, que bailan a la derecha de Mercurio, que intenta tocar el cielo. En el lado izquierdo está Flora, que recoge las flores que Cloris suelta por la boca; Flora es la única que mira fijamente al observador. La ninfa Cloris es perseguida por Céfiro y en la parte superior nos encontramos con Cupido, vendado de ojos y que dirige una flecha hacia una de las Gracias; en este personaje también se aprecia la aparición de una nueva técnica: el escorzo. Venus está representada en el centro y al aclararse la arboleda, tras ella crea una especie de aureola. Se cree que las tres Gracias representan la voluptuosidad, la castidad y la belleza. Mediante las distintas posiciones de las figuras se rompe la ley de frontalidad que en esta época tiende a desaparecer.
En cuanto a la profundidad lo podemos apreciar tanto en el lugar donde está colocada la Venus y por el paisaje repleto de naranjos. Pero da la sensación de haber una tercera dimensión. El escenario en este caso es un paisaje de naranjos aunque también podían ser en esta época otros escenarios como los arquitectónicos.
En esta obra predomina la luz sobre todo sobre los cuerpos de los personajes y en los claros del bosque. También las flores del suelo tienden a crear un contraste en el color oscuro del bosque y el de las flores.
Esta obra, datada entre 1477 y 1478, pertenece a Sandro Botticelli (1444-1510), un pintor cuya concepción de la pintura es más poética que científica o matemática. Este célebre pintor opta por la representación de figuras humanas dejando a un lado la perspectiva. Su pintura se vio implicada en un cambio que impuso en su mentalidad las predicaciones del fraile Savonarola, el cuál critica el paganismo, llegando a organizar una quema pública de cuadros donde también se eliminaron algunos de Botticelli. Este es un pintor magnífico de Vírgenes, aunque también se aficionó a la pintura mitológica. Otras obras suyas son La caluminia, El Nacimiento de Venus y el Descendimiento.
La figura clave de este período es el humanista, el hombre universal.
El Renacimiento puede dividirse en las siguientes etapas:
- Quattrocento (al que pertenece la obra descrita más arriba): siglo XV. La capital artística es Florencia.
1 comentario:
Sin embargo, el realismo enmarcado dentro del simbolismo nunca acaba de ganarme, es como una verdad dentro de una mentira para mí. Aunque no soy el mejor viendo pinturas, desde luego, y mi formación es quizá extremadamente realista.
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